La importancia de lavarse los dientes

Una de las cosas en las que estamos todos de acuerdo es en lo que nos cuesta educar a nuestros hijos en el sencillo hábito de lavarse los dientes. Es una costumbre muy simple y que apenas nos lleva un par de minutos, pero es un suplicio para ellos tan grande como el hecho de tener que darse un baño todos los días.

A pesar de ello, todos conocemos los efectos negativos y secundarios que origina en nuestra salud no lavarse los dientes de manera periódica.

Pero… ¿somos realmente conscientes de todos los efectos secundarios que nos pueden perjudicar por el hecho de no lavarnos los dientes?

 

Lavarse los dientes o no… un problema cada vez más extendido

Está totalmente comprobado: “Ni nos lavamos los dientes lo suficiente ni sabemos cuidar del cepillo”. Y esta realidad está tan extendida que da miedo.

Yo misma tengo un sobrino que nunca se lava los dientes. Su madre tampoco. Ni mi madre. De hecho, soy la única de la familia que se lava los dientes. ¿No es increíble? En una familia de dos padres, tres hijos y dos sobrinos (siete personas), solo una de ellos se lava periódicamente los dientes. ¡Imagínate en España, o en el mundo entero!

Pero ¿por qué ocurre esto? La mayor parte de las veces, por dos única razones: pereza y falta de costumbre. Y es que muchos pensamos la típica frase antes de ir a dormir: “Qué pereza, lavarme los dientes ahora, con lo cansado que estoy…”.

Esto es un error que puede evitarse desde MUY temprana edad.

¿Sabes que al ser humano solo le hacen falta veintiún días para generar en su cerebro una rutina y una costumbre?

Me explico: cuando te levantas un día y te vas a correr, al principio te cuesta. Al segundo día que sales también te cuesta, sin contar con que estás lleno de agujetas. Pero ¿qué pasa cuando repites esta misma acción una vez, y otra vez, y otra vez… hasta conseguir completar veintiún días completos? Pues que tu cerebro crea una rutina. Esto quiere decir que estás acostumbrado y, si el día veintidós no pones la alarma para levantarte y salir a correr, tu cuerpo se va a despertar solo y vas a necesitar que debes hacerlo… porque, literalmente, te has creado la costumbre de hacerlo.

Si nos obligamos, tanto a nosotros mismos como a nuestros hijos, a lavarnos los dientes tras cada comida durante veintiún días, te habrás creado la costumbre en tu cerebro y te vas a sentir raro el día en que no vayas a hacerlo.

Sin embargo, ten cuidado, porque el cerebro es adaptativo: tan rápido se acostumbra como se desacostumbra. Si te mantienes veintiún días exacto en cualquier actividad para crearte la rutina y, de repente, te detienes una semana, y otra semana, y otra semana… habrás desacostumbrado a tu cuerpo, porque has creado la rutina completamente contraria: no hacerlo.

 

Problemas que trae consigo no lavarse los dientes

Muchos piensan que las caries es lo único que nace de una malsana costumbre como es no lavarnos los dientes. Y, por supuesto, es así: no lavarnos los dientes nos produce caries. Puede aparecer por muchos factores:

  • Cepillado inadecuado o inexistente. Has de lavarte los dientes tras cada comida y bebida para que no se forme placa y aparezcan las primeras caries. Una inexistencia de lavado dental es el primer factor de aparición de caries.
  • Comer o beber con frecuencia. Comer entre horas no solo es perjudicial porque te sube de peso… sino porque dañas tus dientes. ¿O acaso me vas a decir que te lavas los dientes tras las chocolatinas, las papas fritas o los dulces?
  • Empastes desgastados o dispositivos dentales. Los empastes no duran para siempre. Con el paso de los años se desgastan y pueden llegar a romperse, lo que va a hacer la comida se acumule en los huecos y forme la placa que deriva en caries. Yo misma he visto cómo mi esposo, por un empaste mal colocado, ha tenido que sacarse el empaste, matar el nervio y quitar una caries… porque unos dentistas habían dejado un hueco que no tendría que estar ahí.
  • Sequedad de la boca. ¿Por qué se nos seca la boca? Por falta de saliva. Esta se mueve entre los dientes y elimina restos de comida, por lo que es una fuerte aliada contra la caries. Por consecuencia, una falta de salivación (sequedad bucal) es otro gran factor para la aparición de caries.
  • Zona del diente. Las caries casi siempre aparecen en los dientes traseros.
  • Ciertos alimentos y bebidas. Hay alimentos que cuestan mucho de eliminar de los dientes, entre ellos, como sabrás, los azucarados (miel, dulce, leche, bebidas gaseosas…). Este consumo hace que las caries sean mucho más probables.
  • Falta de flúor. El flúor se produce de forma natural, y ayuda a prevenir las caries y a revertir las primeras fases del daño dental
  • ¿Sabes que las caries son más frecuentes en niños y adolescentes? Y, por supuesto, en los ancianos. En estos últimos es por desgaste dental, lo que hace sus dientes vulnerables a roturas, caries o caídas.
  • Ardor de estómago. El reflujo gástrico (así como los vómitos), provocan que el ácido del estómago dañen el esmalte y causen un daño realmente importante en los dientes. En consecuencia, hay más riesgo de que estos queden expuestos a ataques de bacterias y, por consiguiente, aparezcan caries. Si padeces de reflujo, visita a tu dentista o a un farmacéutico y pídele alguna recomendación al respecto, pues es algo serio para tus dientes.
  • Trastornos de la alimentación. ¿Sabías que, cosas como la anorexia o la bulimia (vómitos constantes), también ayudan a que aparezcan caries? Si has leído el punto anterior… ya sabes el porqué.

 

¿Nuestro único problema es la caries?

Desde S & M – Clínica dental, nos comentan que las caries mal tratadas (o no tratadas) pueden derivar en enfermedades que pueden llegar a ser altamente peligrosas.

-Enfermedad de las encías. A diferencia de la gingivitis, que es una inflamación de las encías, esta enfermedad es una infección de las mismas. ¿Qué sucede? Que, si no llega a tratarse a tiempo, esta infección puede pasar a la mandíbula… e incluso a la sangre (septicemia), y ahí ya la hemos liado, porque una infección en la sangre puede llegar a ser muy peligrosa.

Consta de tres etapas: gingivitis, periodontitis y periodontitis avanzada.

  • Gingivitis. Esto significa que las encías se enrojecen y se ¡Y duelen mucho! Una persona con gingivitis, además, apreciará que le sangran mucho las encías cuando se lava los dientes. Por suerte, basta con ir al dentista para solucionar este problema. Y también basta con lavarse los dientes…
  • Periodontitis. En esta etapa, el hueso y el tejido que mantiene sujeto a los dientes se han visto afectados. Es posible de un tratamiento para (además de una correcta higiene dental) para que se detenga y no siga avanzando.
  • Periodontitis avanzada. En esta última etapa, el hueso y los tejidos están por completo destruidos, lo que va a originar que los dientes se muevan, se desplacen… o, incluso, que se caigan. Puede usarse una terapia periodontal para intentar salvar los dientes… pero, te advierto desde ya, que es muy agresiva.

Vas a notar sangramiento de las encías, encías rojas e hinchadas, encías que se alejan de los dientes, mal aliento, pus en las encías y sensibilidad en los dientes. Si sientes todo esto, ve al dentista y soluciónalo cuanto antes.

 

Cáncer dental o de la boca. Aquí entramos en algo mayor. Ocurre sobre los labios, dentro de la boca, en las amígdalas, en la lengua, en las glándulas salivares y en los tejidos blandos de la boca… y duele, duele mucho.

Vas a presenciar una boca seca, dificultad para masticar, tragar, hablar, caries, ardor en la garganta e infecciones bucales… Si sientes todo esto, ve al dentista cuanto antes.

 

¿Cómo realizar el acto del cepillado dental para evitar todos estos problemas?

  • Apoya los pelos del cepillo sobre los dientes, en dirección a las encías y con una inclinación de 45º.
  • Sin levantar el cepillo de tus dientes, haz un movimiento (suave) de rotación, algo más pequeño que el tamaño de un diente.
  • Luego, arrastra los pelos de los dientes por toda la superficie dental hacia fuera, de forma que parezca que estás barriendo hacia fuera de tu casa.
  • Por último, cepilla la lengua para eliminar bacterias y refrescar el aliento.

Advertencia: nunca cepilles en el sentido horizontal. Esto daña los dientes y los cuellos dentales, así que ten cuidado.

 

Y, por último, útiles consejos para que no se nos dañen nuestros dientes

-No consumas bebidas ni alimentos azucarados, dañan mucho nuestros dientes.

-¿Eres consciente del daño que el alcohol y el tabaco producen en nuestra boca y en nuestros dientes? ¡Deja esos hábitos tan dañinos!

-Si padeces de bruxismo o practicas deporte de contacto, usa protectores bucales.

-Fomenta el lavado dental en tus hijos cuanto antes.

-Lávate los dientes después de cada comida y antes de acostarte.

-Usa dentífricos con flúor, porque refuerzan el esmalte y previenen las caries.

-Cepíllate la lengua.

-Cambia de cepillo cada tres meses o cuando los pelos del cepillo estén deteriorados.

-Ve al dentista al menos una vez al año para hacerte revisiones.

-Hazte limpiezas bucales para eliminar caries y mantenerla sana.

 

Ahora, ya eres consciente de la importancia de lavarse los dientes, y todo aquello que puede traer consigo el no hacerlo. ¿Qué vas a hacer?

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