Existen determinados comercios que, simplemente por el tipo de productos que tratan de vender a sus clientes, ya necesitan tener garantizada una limpieza y una higiene. Seguro que muchas de las personas que estáis leyendo esto tenéis varios ejemplos que se pueden ajustar a esta descripción. Los productos alimentarios son prácticamente constituyen el mejor de esos ejemplos, pero ni mucho menos son los únicos. Y es que los productos comestibles ya son tan solo una pequeña parte de los que se engloban en este grupo.
Uno de los sectores que tradicionalmente más ha cuidado de esta clase de asuntos es el del lujo. Es evidente el por qué. En un mercado como ese no hay absolutamente nada que pueda fallar. Los precios que se manejan son importantes y las calidades son insuperables. Para ello es imprescindible que se cuide la limpieza tanto de los productos como del establecimiento en el que se venden. Es una regla que, de fallar, convierte a esos mismos productos en objetos que no son de lujo. El cuidado de este tipo de detalles es fundamental.
Un artículo publicado en el diario El País el pasado mes de abril hacía referencia a que el mercado del lujo en nuestro país había movido en el año anterior un total de 9.200 millones de euros, creciendo de este modo en un 9%, una subida mayor a la que experimenta el mismo sector en países como Francia e Italia a pesar de ser más modesto. Estos datos refrendan lo que venimos pensando desde hace tiempo: el mercado del lujo funciona en un país como España. Ahora bien, que nadie baje la toalla en lo que a limpieza en esta clase de locales se refiere. La caída podría ser muy grande.
El comercio tradicional del mercado del lujo no ha sido otro que el de las joyerías, que pasaron por un momento delicado con la llegada y desarrollo de la crisis económica pero que han salido a flote en los últimos tiempos merced a un crecimiento del 3’4% como el que anunció el portal web Modaes en uno de sus artículos. El mismo artículo ya anticipaba un crecimiento del 3% en 2017, haciendo evidente de este modo la progresión que experimenta el sector y que nada de esto es fruto de la casualidad ni mucho menos.
La limpieza es una parte trascendental en lo que respecta al mercado del lujo tanto en nuestro país como en todo el mundo. Tanto es así que, según nos han explicado desde Stocknet del Vallés, cada vez hay una mayor cantidad de negocios relacionados con este sector que confían en empresas externas para que se encarguen de dotar de una limpieza exhaustiva y metódica a sus instalaciones, tanto en lo relativo a tiendas como en lo que respecta a almacenes. Y es que un elemento como la limpieza se ha convertido en un compañero de viaje innegociable para el lujo.
El modo de presentación juega una labor encomiable
En el mercado del lujo es de vital importancia un elemento como la presentación de los productos. Sin ella, y por mucho valor que adquiera la joya que se trata de vender, decae la importancia de dicha joya y su capacidad para llamar la atención de los potenciales compradores. Por eso es importante cuidarla y hacer que, gracias a ella, el producto tenga un plus tanto de valía como de poder. Perfectamente puede ser esa la diferencia que haga que un cliente la compre o no.
Y la presentación también implica limpieza, higiene, pulcritud. Debe estar íntimamente relacionada con esos factores, porque de lo contrario la presentación se convierte en un aspecto negativo. Por tanto esa presentación implica unos niveles de compromiso que tenemos que mantener a toda costa con el firme objetivo de que los productos de lujo a los que estamos intentando dar salida tengan una recepción muy buena en el mercado. El del lujo es un mercado muy reducido y, si hablar bien sobre nosotros, es probable que nos empiecen a conocer muchos potenciales clientes.
Lo que hemos hablado a lo largo de esre texto es solo un paso más para tratar de que un negocio relacionado con el mercado del lujo tenga éxito. Es evidente que son necesarias muchas más cosas para conseguir ese objetivo. No apostar por la calidad hace que directamente todo lo demás deje de tener sentido. Pero apostar por ella y no hacerlo por la limpieza es un error que conduce directamente al infierno. Es un error que, por otra parte, nos va a estar pesando de por vida.