Tenemos un problema de extrema gravedad en España y es la excesiva dependencia que tenemos de algunas adicciones. Seguro que muchas de las personas que habéis empezado a leer este artículo habéis podido comprobar, a vuestro alrededor, cómo esas adicciones son tan reales como la vida misma y cuántos problemas han generado a lo largo de los años. Hablamos de un problema social de la máxima gravedad y que debe estar en la agenda de todos los políticos y profesionales de la salud puesto que de su resolución dependen muchas vidas de manera directa y otras tantas de manera indirecta.
En los párrafos que siguen, queremos destacar especialmente dos tipos de adicciones: el alcohol y la cocaína. Ni que decir tiene que son dos productos de lo más peligrosos. El primero se puede consumir en pequeñas proporciones, con mesura, pero el segundo hay que mantenerlo siempre bien lejos. Si no es así, os podemos asegurar, porque hay infinidad de ejemplos de ello, que los problemas van a formar parte de nuestra vida. Y seguro que no queremos situarnos ninguno en el lugar de una persona que sufre la dependencia de sustancias como estas. Por nuestro propio bien.
Según una información que vio la luz en la web de La Nueva España, 9 de cada 10 alcohólicos en España no se encuentran en tratamiento, lo cual muestra a las claras los problemas que se pueden derivar de un asunto como este. Si ya de por sí la cantidad de personas que sufren el alcoholismo es bastante elevada, el hecho de que no estén en tratamiento la gran mayoría de ellos no hace sino complicar todavía más las cosas. Bien haríamos en sacar adelante programas que pusieran el foco en la resolución de aspectos como de los que estamos hablando.
En una situación similar nos encontramos si hablamos de una sustancia como lo es la cocaína. El consumo no para de crecer y, encima, no hay mucha gente que intente desintoxicarse. Según lo que apunta el portal web Statista en uno de sus estudios, el porcentaje de consumo de cocaína ha pasado del 1’3% en 2009 a ser del 2’5% en 2019. Y ojo, que el último de esos datos es previo a la llegada de la pandemia. Por desgracia, es posible que se haya vuelto a disparar el consumo después de la situación a la que hemos estado sometidos durante todo este tiempo.
Uno de los principales problemas de salud que se han desarrollado en España es el que tiene que ver con la dependencia que mucha gente siente al alcohol o las drogas. Y hay un problema que todavía es más importante es el hecho de que un asunto como el que acabamos de comentar sigue siendo tabú en muchas capas de la sociedad. Nos cuentan desde Sinopsis Centro que, al ser tabú, sigue siendo muy bajo el porcentaje de personas que, sufriendo algún tipo de adicción, no solicitan la ayuda que necesitan para dejarla de lado y volver a tener una vida sana y plena.
Los familiares también sufren… y mucho
Hay que tener cuidado cuando nos acercamos a un problema como del que hemos venido hablando a lo largo de los párrafos anteriores. Y es que la familia de una persona que tiene una dependencia al alcohol y las drogas sufre muchísimo, principalmente porque es la primera que ve cómo aumentan de manera exponencial los riesgos para la salud de uno de sus seres queridos. A menudo, todo lo que tiene que ver con las adicciones de un familiar genera una necesidad de ponerse en manos de psicólogos.
Sin duda, hablamos de uno de los problemas de salud más relevantes en la sociedad de hoy. Son muchos los motivos que llevan a la gente a tener una dependencia de sustancias como de las que hemos venido hablando, pero lo cierto es que hay que ponerle freno a su consumo porque, de lo contrario, podemos llegar a vivir la peor experiencia de nuestra existencia. La verdad es que una situación como esa no debería deseársele a nadie. Pocas cosas hay peores que eso y no es de extrañar que algunas de las personas que hayan vivido de cerca experiencias como estas necesite ayuda también para lidiar con la depresión.
¿Se puede luchar para que dejen de existir las adicciones entre las personas que componen nuestra sociedad? Debemos ser claros en este sentido: es muy complicado que así sea. Es como decir que vamos a alcanzar el pleno empleo, haciendo que el paro en un país sea de 0 personas. No sería un objetivo real. Lo cierto es que va a seguir habiendo gente que sufra adicciones. El propósito debe girar en reducir su número y conseguir que tengan todas las opciones del mundo para desintoxicarse.