A veces me resulta irrisoria esa manía que tiene la gente por aparentar. Y digo aparentar porque me da igual lo que seas, quien seas realmente o quien pretendas ser porque de lo que hablamos es de lo que demuestras, o de lo que quieres mostrar. Y aunque esto ya parece un juego de palabras, sé muy bien lo que digo y de lo que os hablo.
Hace poco me compré unos pantalones de un conocido centro comercial que vende marcas de alto standing. Nunca compro allí, por el precio, pero fui a acompañar a una amiga al outlet de esa tienda y me encontré con unos vaqueros chulísimos que se me quedaban en 9 euros. Me los probé y los compré, sin fijarme en nada más. Días después, cuando los llevaba puestos, mi cuñada que siempre está muy puesta en todas las pijadas de la moda, me vio los pantalones y quedo alucinada con ellos porque “son una maravilla y cuestan una pasta”. Yo no tenía ni idea de qué me estaba hablando pero por lo visto la marca de los pantalones es famosísima y carísima, ambas –ísimas por igual, pero yo lo saqué por 9 euros aunque eso ella no lo sepa.
El caso es que se tiró media hora hablando de la marca y a mí esos pantalones me encantan, por eso los compré, pero no me gustan más que otros que tengo en el armario comprados del mercadillo o del conocido Primark, pero claro, en esos mi cuñada no se fija. Pues lo mismo pasa con los perfumes, exactamente igual.
Actualmente hay muchísimas marcas que fabrican perfumes de equivalencia que dicho vulgarmente es copiar el aroma de un perfume de una marca conocida para crear tu propio perfume cinco veces más barato y ponerlo a la venta. Yo llevo años comprando en Esenssi, la que para mí es la mejor perfumería de equivalencia porque “clava” cualquiera aroma, y desde hace unos meses podemos ver en la televisión los anuncios de Saphir, otro fabricante de este tipo de perfumes. Pero, a pesar de que huelan igual, siempre habrá quien quiera el perfume de edición limitada que pone en venta la marca “X” famosa en el mundo entero.
Sin embargo, todo está cambiando y creo que en breve, los perfumes caros de marcas como Channel, Calvin Klein o Cacharel, se acabarán quedando para un sector de la población muy reducido, selecto, limitado, mientras que el resto comprará los perfumes de marca blanca. Hoy en día, 6 de cada 10 personas se decantan por la calidad independientemente de a la marca en cuestión que lleve asociado el perfume y los números van en aumento.
Tened en cuenta que los jóvenes que trabajan a media jornada o que no llegan a ganar los famosos 1000 euros de antaño no pueden permitirse comprar perfumes de grandes marcar, es como si dichas firmas se hubieran olvidado de ellos y por eso, las marcas blancas y los perfumes de equivalencia, se han hecho un hueco enorme del mercado y ¿qué acabarán comprando los jóvenes de ahora que serán los adultos del mañana? Lo que ya conocen, la equivalencia.