El verano es época de bautizos, comuniones y bodas, y aunque se agradece la invitación al evento, a veces, nos gustaría que no nos invitaran tanta, y es que te dejas un pastizal alucinante. Primero están los regalos, eso es obligado, y dependiendo de quién se trate puede que tengas que gastar una suma importante de dinero. Luego están los trajes nuevos, y como tengas hij@s lo llevas claro, ese mes harás malabares con tu lista de la compra. Y te lo digo yo que llevo 1 boda, dos comuniones y un bautizo en lo que va de mes. Afortunadamente, a las comuniones sólo ha asistido el niño, y el grupo de mamis y papis hemos hecho un bote para comprar los regalos y no nos ha salido demasiado caro.
Y en cuanto a la ropa, también me ha salido bastante bien de precio. La ropa del peque siempre la cojo en Reprepol, mayorista de moda infantil donde se pueden encontrar una amplia variedad de productos y artículos para los más pequeños del hogar. Aquí trabajan con los mejores fabricantes nacionales e internacionales para poner a tu disposición las colecciones más completas e innovadoras de la moda infantil. Además tienen calzado, peluches, accesorios, ropa de baño, juegos de sabanas, complementos infantiles…
Si tienes que desplazarte o pasar la noche fuera, la cantidad asciende que da gusto, a mí me ha pasado en alguna ocasión y vaya si me dejé pasta…. Y las copitas de después, y la despedida y la preboda, tan popular de un tiempo a esta parte. En definitiva, que en este tipo de eventos absolutamente todo el mundo se queda temblando. Y yo me pregunto, ¿Por qué continuamos participando en este tipo de celebraciones? ¿No sería mejor una pequeña fiesta, o nada?
La ropita de la primera comunión
El pasado mes de mayo, Marcos, mi pequeño granuja, hizo su primera comunión. Yo no soy creyente, ni su padre tampoco, pero mis suegros sí, a tope, y claro, no podíamos darles el disgusto. Además, la mayoría de los compañeros y compañeras de cole del niño la celebran, así que bueno… que al final me da igual que la haga o no, total… tampoco va a cambiar nada por eso, digo yo…
El caso es que su abus, le regalaron el traje, se lo habían prometido ya cuando tenía unos 5 años, más o menos, que el peque no sabía ni lo que era una comunión. Así que le compraron uno monísimo de marinero. Menudo drama. El niño lloraba y lloraba, y que ese traje no se lo ponía ni loco, que parecía pánfilo del todo. Mi pobre… Para ser sincera tengo que reconocer que tuve que aguantarme la risa todo el tiempo.
Pero, ¿a qué viene esta tradición tan ridícula? Según dicen, se puso de moda, porque en el traje predomina el color blanco, relacionado con la pureza, es sencillo, como aconseja la iglesia y sobre todo, es barato. En los años 50, cuando se empezó a imponer esta vestimenta, la economía de los españoles y españolas no era demasiado boyante, y se necesitaba un modelo accesible a todo el mundo.
Volviendo a Marcos, al final devolvimos el traje y lo cambiamos por una mucho más moderno y actual, y que además puede volver a usar en cualquier ocasión. Tampoco es que tenga mucho sentido gastar dinero en un traje de marinero que nunca más volverá a usarse.