En los últimos tiempos el contenido del armario masculino ha cambiado mucho, hace años su función esencial suponía un claro distintivo social o la pertenencia a una determinada comunidad o etnia, vestir determinadas prendas era un símbolo de estatus social, marcaba límites entre la riqueza o la pobreza, o la pertenencia a un determinado oficio. La vestimenta del hombre dejaba poco margen a la imaginación, a la singularidad, era más bien oscuro, gris, monótono y muy clásico. Sin embargo, actualmente el mundo de la moda como negocio internacional también se ha introducido en el vestidor masculino, y la moda no solo está en la calle, en nuestra vida social o de ocio, sino que también está presente en la oficina, en nuestro lugar de trabajo.
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