Los personajes famosos están a todas horas en televisión, en las revistas… No son sólo los actores, sino también deportistas, cantantes o empresarios, entre otros. Todos ellos son susceptibles de convertirse en iconos de moda o de comportamiento. Los admiradores pueden llegar a querer parecerse a ellos con locura, pidiendo a su cirujano plástico que le ponga el mismo culo que tienen Antonio Banderas o Jennifer López, algo más moderado como su corte de pelo, o simplemente copiarles en el vestir.
Las empresas no son nada ajenas a este tipo de circunstancias y saben sacar provecho de ello. Se dice que cuando la princesa Catalina, por aquel entonces todavía Kate Middleton, lució una gabardina de Burberry esta se agotó en la compañía. Pero no sólo eso, sino que la mujer del príncipe Guillermo es capaz de conseguir que se terminen las existencias en las tiendas donde ella compra y también en aquellas que imitan su vestuario a precios low cost. Porque no todo el mundo puede permitirse lo mismo que ella.
Con su hermana pasa algo parecido. Si Pippa lleva dos bolsos, son muchas las mujeres que imitan esta moda y hacen lo propio. La princesa Letizia es otra de las que crean tendencia, recordemos qué pasó con el traje de chaqueta blanco que se llevó el primer día en que la vimos en un acto oficial con su ahora marido. Esa prenda causó furor y pocos días tardaron las firmas de ropa de masas en copiarla y venderla.
Sucedió igual en el día del anuncio del compromiso de Catalina, cuando ésta lució un anillo con una preciosa piedra azul, que había pertenecido a su suegra, Diana de Gales. Las joyerías se apresuraron en imitar la pieza y en diferentes precios, para que fuese accesible a todos los públicos.
Las grandes compañías de joyería intentan sacar el máximo partido a este tipo de relación entre los famosos y sus seguidores. Para ello, aprovechan los eventos con mayor cobertura mediática, para mostrar sus creaciones al resto del mundo con unos inmejorables maniquíes. Si alguien creía que los diamantes o metales preciosos que llevaban las estrellas de cine en sus apariciones eran suyos, estaba muy equivocado. Puede ser que en algunas ocasiones esto ocurra así, como son conocidas por ello en España Sara Montiel o Marujita Díaz, pero la mayor parte de las veces toda la parafernalia que adorna a las famosas procede de préstamos por parte de las empresas, que hacen así una gran acción de comunicación o publicidad.
Se trata de un rentable intercambio para ambas partes, aunque no siempre termine bien. No son pocas las noticias que se han publicado acerca de las protagonistas del papel couché, quienes se olvidaban de devolver los collares, pulseras, pendientes… Ejemplo de ello han sido la multimillonaria heredera Paris Hilton, o también la actriz y cantante Jennifer López. Sharon Stone llegó a ser demandada por la compañía Harry Winston por no retornarles un collar que superaba los 300.000 dólares de valor. No obstante, el fenómeno sigue en auge, así que suponemos que tiene más pros que contras.